Toma este poema y guárdalo
para tiempos de bravas tormentas.
Pongo en sus letras
toda la empatía que me nace;
el fuego y la sonrisa que harán falta
cuando el frio individualismo avance
y se apodere de lo cotidiano.
Consérvalo como un recuerdo
de que no estás solo,
no más estamos desencontrados.
Tú, yo y los millones otros
que necesitamos de nosotros,
sabremos reconocernos con la mirada,
y nos arrimaremos sin decir nada
para darnos humanidad.