Surge pronto, en un segundo,
y se torna en la constante
de un latido irreverente,
que da vida a nuestra sangre.
Así surge la pasión,
el candor de los amantes,
tentación de la manzana
que les brinda para amarse.
Surgen sueños y promesas
que en los labios se deshacen
y se van hacia regiones
donde nadie les alcance.
Así quedan a recaudo
las promesas intocables,
entre brasas y entre hogueras
con astillas que no arden.
Pasa el tiempo y ellos siguen,
nadie puede separarles,
solo el tiempo y la galerna
estremece bien su carne.
El amor sigue surgiendo
a pesar de temporales,
solo el tiempo siembra alfombras
y el otoño realidades.
Atrás quedan primaveras
y jornadas estivales,
calendarios y recuerdos
con nostalgias y saudades.
Y aquel rayo misterioso
que surgió en alguna tarde
sigue vivo en los latidos
y en los ríos y sus cauces.
Hay susurros misteriosos,
hay suspiros y hay amantes,
pero hay verso y poesía
y el Amor corre en la sangre.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/01/23