Las huellas
nadan a la deriva
sobre el suelo
desgarrado por la melancolía.
Cae despacio
la nieve blanca
y se abraza
al hielo azul,
cristal con cicatrices.
El señor del tiempo
fotocopia cada instante
y reproduce
los sentimientos prohibidos
que cortan el aire.
La tierra,
con rabia e indecisión
se agarra a los libros,
buscando una solución
que mitigue
los alfilerazos
del viento del Norte,
desbaratado
y arremolinado
por las calles empinadas.