En mis terrazas
donde defecan los pájaros
me acompaña la luna
dejando la chimenea al lado.
¡Ay si la chimenea hablase!
contaría secretos de enamorados
como los manantiales esconden
sus secretos más dorados
de dónde proviene el líquido
transparente e insípido
que le da la vida y el tormento
en sus momentos mágicos o defenestrados.
¡Ay si la luna hablara!
contaría turbulencias del pasado
cuando no me has querido
con otro has estado.
Ese amor pecaminoso
reminiscencias de los oasis secos
que hemos atravesado
ismos casi insondables han causado
¡Ay si el tejado hablase!
desde su altura contaría
las memorias de la luna
de los amantes
que hemos encerrado
en nuestros corazones
en silencio, como se esconde el pecado.
¡Ay si me casa hablase!
se caerían las chimeneas,
las azoteas porque la luna
los ha fulminado con sus rayos.