Quiero que la luz invada suave
las sombras lentas de la última noche
haciendo evidente mi presencia
que nada sobresalte lo visto
que de a poco las aves muevan sus alas
por sobre la tierra húmeda de rocío.
Quiero que despiertes y te acerques
tomándome la mano vacía de emociones
y en comunión unamos la mirada
que la brisa se acompañe de pequeños pájaros
mientras mi viejo perro corre a imaginarios peligros.
Quiero que el sol se haga fuerte
y dé las sombras de todas las cosas.
Mi propia sombra
quiero que sea algo que se pueda ver.
En tanto, a mi lado tu tibieza
también se hace sombra
en ese instante lento del amanecer.