Me queman tus palabras
más que el sol.
No es por cada esquirla
que caen como una luz
detrás de los espejos.
No ansío descubrirte
poco importa la niebla,
sombra de mi sombra.
Ni deseo corromper lo escrito
en las páginas en blanco
de mi vida.
Nada es suficiente.
Sólo queda la verdad,
tan frágil como un árbol sin raíz
que tiembla ante la brisa.
O de un mar sin olas
porque el temor me viste
con su espuma ,
en las noches desveladas
cuando la infancia no ha crecido
y como adulto , solo tengo
la memoria.
Mi corazón es de cristal ahumado
y palpita como un tambor
desesperado, aunque afuera
los relojes, con su lentitud,
desmientan el pulso mentiroso
de este tiempo, tan infeliz.
Pero hay quien me ama y así me alimento,
con una gota de rocío en el borde
de un alféizar, deslizándose hacia
un vuelo sin retorno,
mientras el sol bruñe la trémula piel.
Zozobro en tus brazos.-
Amalia Lateano