Sueños han recorrido
los sentimientos del hombre
desde el pesebre de belén
hasta la estrella del norte.
En días de gloria,
el alma se ufana de la victoria.
El ser humano se vuelve más humano
y comparte así su desnuda mano
junto con su sonrisa
que es de franqueza,
pues no hay más riqueza
que la que surge
del interior de uno mismo.
Así que la navidad nos enseña
el interior del ser humano,
en él se encuentra lo sempiterno,
lo esencial, lo divino, lo eterno,
por ello entonemos aleluya
y convivamos en paz con los demás.