Son los pasos que me llevan
como a un ave solitaria,
sin miedo a las tormentas
ni a las noches sin estrellas
ni a mis propias murallas.
Mi memoria cae como presa
de las historias ya pasadas,
desarraigo de las horas inciertas
del laberinto con mil puertas
y mi vida aun buscando a su alma.
Horas que pasan tan violentas
y la muerte que se derrama.
Épicas cruces de osamentas
y una guerra que siempre hambrienta
busca el motivo de una nueva batalla.
Solo destinos buscando las huellas
de las sombras que fueron fantasmas,
una mentira que todo lo envenena
el universo dando mil vueltas
y yo pisando sobre la nada.
Con el escudo de la paciencia
llevo mi vida de una forma controlada,
y entre mis cadavéricas miserias
la demencia devorando mis poemas
y yo volando como un ave solitaria.