Fernando Swain

Papel de amigo

Amiga, conozco tu alma porque a mí te acercas

en las condiciones que lo haces y cuando lo haces

al ser presa de sus fallas.

 

Te quiero, aunque a mí acudas para hablarme del otro

sabiendo de tu entrega a él,

el que te llena,

al que amas y a veces te lastima.

 

Te quiero porque sé la diferencia

entre amor y amistad,

y a la vez la relación entre ambas cualidades.

 

Y yo,

ausente y lejano al sitio de él en tu alma,

a veces logro sanar la culpa ajena

o consolar de mil maneras,

la causa por la que a mí recurres

supliendo lo que él no es capaz de corregir

o de reconocer siquiera;

y que en el caso

tal vez lo mismo yo haga padecer

en la misma situación a la amiga de otro.

 

Yo seco el llanto que él provoca

y calmo la furia de cierto enfado.

 

Y te conozco por lo que de él padeces

al desnudar tu interior ante mí,

incluso sé enmendar sus faltas como propias,

a veces momentáneamente para tranquilizarte

como él no hace ni logra,

para que finalmente a él regreses

como en otras tantas ocasiones;

mientras yo espero la próxima confidencia,

tal vez mi último consuelo o mutua despedida

cuando él te haya conquistado

y ya no me retengas por sus fallas.

 

Esto es lo que he ofrecido,

éste mi papel de amigo.

 

Amiga, quiero que siempre cuentes conmigo,

te necesito feliz,

conmigo o sin mí,

de cerca o a distancia.

 

Amiga,

¿te permites tomarme en cuenta?

 

Libro: Sentencias breves, 1991

ARG/ESP/MÉX