Mas allá de mis ojos, hacia el lado que me anime,
Incontable es la hueste de espadas erguidas.
El instinto del ser que me dieron
No puede confiarse
A los brazos y la garganta que provee.
Al escuchar la violencia de sus afilados pasos,
la idea de haberme extinguido antes
flota como ilusoria solución.
Huir hacia dentro cuando se acerca el fin,
resuena con el poso de la acción,
donde el sentido se desdobla
y danza en la frágil trama de lo efímero,
como un eco en la desesperación de la propia existencia.
El arte de persuadir, la suprema impotencia humana.