Yo ya te había hablado del amor.
Y te dije que el mundo
es como muy sencillo.
Ojos como los tuyos de paloma voraz
no sustituyen una nube del cielo.
No, no son tantos,
ni tantas veces es sobre lo mismo.
Sólo que me acostumbro
a que no quede duda de que el mundo es inmenso.
Todavía eres pequeña.
Todavía somos víctimas del tiempo,
Pero ni amordazadas vamos a asfixiarnos
por esta despedida que roemos
y rompemos en múltiples
fragmentos.
(30 de julio)