Mi respiración inhala tu aliento
al tiempo que
en tus iris astrales me imbuyo
para fantasearme a salvo.
No del mundo
al que a veces voy
ataviada de fe y de ímpetu.
Orbe ya sin huertos
de la que regreso fúnebre
despellejada de brío, y afecto.
De mi misma, ampárame, ¡sí!
y de los espejos que repudio
pringosa de escrúpulos.
No debes entender
que, precisamente yo,
insistente a ti acudo.
Pero es que
de tanto traspasarnos placer
se despierta en mis labios
el credo de tu amor genuino.
Y, con bengalas del crepúsculo
se prende el sueño que quedó atrás
en el inmutable célebre siempre
de cualquier precario jamás.
Serpenteando gemidos
abanicos virtuales del infinito
descienden a esta habitación
para purificar el aire
con ondas de piedad,
lírica y esperanza.
Hoy se pronuncian más elocuentes.
¿Los oyes? Son instante,
son destino, son euforia.
Es mi espíritu que a Dios pide
nobles ofrendas de gloria.
No, no me dejes sola, no te hieles.
Tras la puerta, circulan cadáveres
escudriñando el negocio del siglo.
Permanece dormido, querido,
que con mi desvarío oyendo
el latido trémulo de tu pecho
el mío alza bandera blanca
rindiéndome victoriosa
a mi propia batalla.
Mi delirio, mi ardor,
mi razón, mi dolor:
Si solo lluvia en mí lloverás
pero mi éxtasis es tu devoción
con el alud de tu tempestad
¡anestésiame el corazón!
Pero… ¡quédate conmigo!
Más, no evites ni salves mi muerte
así la llores una hora
¡o por siempre!
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P-Car
Paty Carvajal-Chile
N°1348 - 17.06.2022
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📷 Adam Martinakis
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