En aquella casona blanca, vivía mi amor.
Un hombre recio en la tarea campestre.
También, ganado para, la pesca lacustre.
Parecía, no sentir, por nada, algún temor.
*****
Lo vi rodear aquel lago, en medio del calor.
Remando con rumbo a la tundra silvestre,
Calmado y sin miedo, en ese sitio agreste.
Sin dudas, era un hombre de mucho valor.
*****
Este hombre, no tiene arreglo, eso pensé.
Partió lleno de bendiciones y perplejidad.
Pero, era terco y majadero, para escuchar.
*****
Todo está en tus manos, le dije y me alejé.
Bogar, sin aperos, es de gran peligrosidad.
Es necio y dice, no poder vivir, sin navegar.