puedo jugar con el silencio
y ponerle el nombre atropellado
del recuerdo.
el primero que asalte la memoria.
pero digo que no.
me niego a la impiedad
de proseguir las horas amarrada
por vida a los tormentos.
he aceptado que es dificil
olvidar los rostros
abandonar los perfumes
segar las voces
omitir los gestos.
por el arduo camino señalado
transitan mis pasos.
sobre el eterno espacio azul
la mirada se pierde
como buscando prometidos horizontes
y el sol es la alegria
que como el pan se hornea
en la tibieza de las manos.