(soneto con estranbote)
Me perdí en los círculos del vicio,
en los ojos quiméricos del sueño,
en las negras espinas del desquicio,
me perdí inhalando lo pequeño.
Una estrella ilumina lo ficticio,
acaricia mi mano y pongo empeño;
menester es cruzar el precipicio,
no deseo perder, afilo el ceño.
A lo lejos, dibujan maravillas,
la sonrisa que riela la negrura.
La bondad es pureza de una dama…
Sin lugar a la duda sus mejillas
ríen fuerte diciendo: “tu locura
presurosa te mueve toda rama”.
\"Tienes razón, la cama,
se ensancha con el sueño ya pesado,
y parezco que caigo sonrosado\".