Dios sabe que esa dulce mirada,
Baila hermosa y con alto brillo,
Cabello que gira en plena alborada,
Me detengo ante ti y me arrodillo...
Veo el océano, donde tu amor conocí,
Grité con fuerza mi sentir interno,
Hasta que en tus brazos un día amanecí,
Como dulce letra de mi aciago invierno...
Tú aparecías entre melodía y canto,
Mi voz atrapada te quiso cantar,
Con amor deletreo el paso del tiempo,
Queriendo llegar al monte de tu altar...
Costo encontrar el como decir,
Mis labios te aprendieron a nombrar,
El rebelde corazón logró revivir,
Porqué siempre supo a ti te debió amar...