Un nuevo año iniciará su destino junto al destino de los hombres. Recorrerá, aliado a las
saetas de infinitos relojes, cada instante humano, cada vida, cada muerte, cada amor
florecido impetuosamente y cada desamor ajado y muerto ante el olvido. Reirá con las
alegrías, sufrirá con las tristezas, llorará, un poquito, en primavera cuando los corazones
florecen a la vez que nuestro entorno, y ese amor casi olvidado en el desván del alma,
despierta de repente. Reirá en el estío, la nostalgia le abrazará durante el otoño y
cuando note su cercana muerte, nos obsequiará con la navidad. Cada año es igual y
absolutamente diferente, hermoso. Yo deseo que este compañero caminante traiga para mí
algo que busco desesperadamente y no hallo: paz interior y alegría. Se lo pido
fervientemente, de una manera sencilla: escribiéndolo en el diario de mi vida, que camina
paralela a la suya, de una historia que se plasma en el mismo tiempo.