El tiempo, inexorable y constante que no permite pausas ni se detiene.
Es momento de reflexión y análisis; todo lo pasado y vivido no se recupera, tampoco hay que estancarse en lo que pudo haber sido; las decisiones se toman conscientemente, en ocasiones de manera apresurada por motivaciones emocionales donde no nos permitimos prever resultados solo lo que nuestro corazón espera.
Es sin dudas un período del año donde nuestras emociones se encuentran en vilo, el recuerdo nos envuelve y caemos en la nostalgia, pero nos reponemos al contagiarnos de la alegría que existe a nuestro alrededor donde todos nos entregamos buenas intenciones, felicidad y expresamos sentimientos motivacionales para que en el futuro nos vaya bien y tengamos una vida mejor.
Es ahora donde debemos ser realistas y darnos cuenta que fue de nosotros y donde queremos llegar o estar al término de este nuevo año.
Los festejos y celebraciones deben ser un aliciente para darnos cuenta que si se tuvo la capacidad de organizar una fiesta de término de año, podremos organizar nuestra vida de la mejor manera posible para cerrar un ciclo.
Hoy, ya a primero de enero, debemos mirar hacia adelante y a nuestros sueños que son las metas que debemos alcanzar haciéndolas realidad.
Felicidades.