Señorita Grey, la estadía en casa de Madre estas semanas fue bastante cálida y acogedora, me sentí acompañado y a gusto.
Nunca imaginé salir con personas con las que nunca logre una interacción continua, ni mucho menos entrar a la vida de estas mismas.
Al igual y no menos importante fueron aquellas tardes en las que por cosas del destino le conocí, aquellos días en los que encontrarnos, vernos y escucharnos se hicieron únicos e irrepetibles en esta fría ciudad.
Su \"compañía\", aunque no lo sepa, creo en mí un gran sentimiento e ilusión, ahora debo partir dejando sus ojos brillantes, su rostro admirable y sus suaves manos.
El placer del destino se ha acabado y su presencia desaparece con él.
¿Algún día le volveré a ver?