Bajo el cielo estrellado de la noche serena,
nuestros corazones entrelazan su condena.
En el suave susurro del viento callado,
nuestro amor florece, eternamente enamorado.
Tus ojos, luceros que guían mi andar,
en su reflejo encuentro mi lugar.
Tu risa, melodía que encanta el aire,
en el pentagrama del amor, un dulce repertorio de ensueño.
Caminamos juntos, dos almas en danza,
en el ballet mágico de la esperanza.
Tus labios, versos que la brisa acaricia,
pintando en el lienzo del tiempo nuestra delicia.
Bajo la luna cómplice de secretos guardados,
nuestros suspiros, como poesía, son declamados.
En cada rincón de este mundo compartido,
nuestro amor, un relato perdido y encontrado.
Así, entre suspiros y estrellas que parpadean,
nuestro amor se eleva, como hojas que danzan en la alameda.
En este poema eterno, tú y yo somos la rima,
una historia de amor que el tiempo estima.