Amenaza, llega luz del alba
traída con el maldecir del canto
del estridente ave en pares.
Transfiere el tiempo, maldigo al cuerpo,
maldigo el tintero del dia
al lápiz y a la monotonía.
Pasan por telas las moscas,
apresadas en la perfección del pentagrama;
yacen al lado de hermanas putrefactas,
esperando la ascensión
regalada por el morder de la araña.
¡Vaya, miserable fue su vida!
más si comparase la mía.
El ´dia se va con raudo,
comienza la yesca de la tarde.
No hay, solo la queja es constante.
El viento fastidia con el murmullo
de los adentrares del cerbero;
ha caído de los círculos en uno.
De su existencia, su pecado el hambre.
Pobre la rata, si se le llamase rata
a las descuartizadas migajas.
¡Vaya, como ha terminado su vida!
al menos el canino se ha divertido.
La sangre se oxida el viento
y en mil de las posibles
cientos han muerto.
Ya la luna con brillo nos oscurece,
tan oscuro que en los pasos,
con la ilíada de la cochinilla acabo.