Brillos de luna
en la falleba de una ventana
que no alcanzan la cuna
donde sueña la niña con ser una doncella.
O como esas hojas, que no encuentran ramas,
y que en su vuelo parecen que llegan
pero que nunca lo consiguen
y son ausencias.
O como esas dos almas
que están fundidas en un beso,
y que siempre estarán alejadas
si con el tiempo no llegan, a convertirse en una sola.