Francisco M. Ortega

Crepuscularia

Incendio tras incendio

la vida arde

en ocasos marinos

y calcinadas tardes

que mis ojos soñaron

entre abrazos

besos de aire.

 

Hoy cenicientas

pasan las horas clónicas

y en ese fuego

una llama heladora

consume y quema

parpadeo del agua

en cascada de sueños.