Diez razones poseo yo para amarte,
tal vez nueve para saber quererte
y con exactitud ocho para adorarte.
Siete cosas de ti me enloquecen
y seis excitan... mi imaginación,
cinco de ellas son nuestro secreto
y cuatro de las mismas nos las envidian;
por esas complacencias quiero darte tres regalos:
dos de ellos para nuestros encuentros furtivos
y uno, mi alma a la tuya, para toda la eternidad.