Aquella tarde había ido
y me sentía una muerta
con la habitación intacta-
como si aún viviera-
como si aún respirara-
como si aún tuviera
un lugar en esa cama-
como si mi mano fuera
la que pediste en tu vientre-
como si aún dijera
que tu ombligo es hermoso-
como si aún existiera esa dulzura
que derretía barreras-
y esa pasión que consumía
cualquier chispazo de fuego-
Desde la ventana
logré ver mi fotografía en el cuarto-
y me sentí aún más muerta-
soy recuerdo- no existo-
soy nada-
soy lo que no es y así me siento-
una parte de mí quedó
entre nuestros escombros-
y quisiera gritar que sigo viva-
pero sé que estaría mintiendo-
Caminé por el pasto
como quien perdió los motivos
y dejó de buscarlos-
me crucé con otros fantasmas-
nos gustan las cosas sin sentido-
jugué con las perritas
y grité “Shoshanna” varias veces-
Ella tampoco cree en mí
o tampoco me quiere suficiente-
o ya no aguanta tantos desengaños
desde su pasado de gatita
de calles y mercado-
O tal vez no me ve-
No somos tan diferentes-
Shoshanna-
tal vez por eso somos un mismo destino-
vida y muerte y fantasma-
Soy un espíritu
merodeando libros y cuadros-
los afectos que engañan a la muerte
una vez que te ha atrapado-
Habitaré entre mis cosas
y te seguiré llamando- Shoshanna-
parte de mí aún existe- solo necesito ponerme
un poquito más fuerte- vencer al fantasma-
lograr que me veas- seguir llamando-
Yo sé que vas a escucharme-
Shoshanna- por eso no tengo miedo-
Te digo au revoir Shoshanna-
hasta luego- princesa- hasta luego-