Noche Serena
Voy olvidando en silencio
la persecución de un recuerdo
de aquellas largas noches
que marcaron sus besos,
con el insomnio y los roces
bajo las sabanas de excesos,
con sus caricias en la oscuridad
sentíamos en el cuerpo, el cielo,
en una descomunal intimidad
donde sus ojos eran dos estrellas
intermitentes en la inmensidad
y sus curvas oscilaban con ellas,
mientras su piel se volvía un mar
yo nadaba como un hombre-pez,
sin ahogarme, respiraba su sudor
como si la primera y la última vez
fuese a quedar en un resplandor,
y no volviera a mirar su desnudez
llenando mi cama con su calor.
Acabó la madrugada como nunca
y la mañana llegó tan clara y serena,
el olor a ella en mi cama se perpetua
como un semental busca ganar la carrera
de la pasión y como un buen vino añejo
se abre despacio y se deja a la espera
de que el oxígeno realice el gran cortejo.