A las fauces de Nerón
Caminan pléyades ya aburridas de su constelación
Nómadas del manto infinito
Que con desdén abandonó algún dios.
Empapadas del briago aroma
De lirios que entrampa el destino
Desgastan sus lenguas virginales
Rondando las aceras del vino.
Un frío guerrillero
enturbia sus aguas medicinales
Entre instantes belicosos
que absorben sus humedales.
Presencias fósiles
Volatizan confesiones de humo
Reverdeciendo senderos
Que parecen césped, pero son musgo.
Un cardumen nebuloso
Restos de estrella muerta
Hambrientos van a su encuentro
Corriendo la silla, abriendo la puerta.
Estridentes ritmos modernos
Sensaciones artificiales
Despiden en burla al sabio
Sellan futuros penitenciales.
Ay! Pobres de aquellas
Que el nido abandonaron
Con lentes de niña ilusa
Su inocencia sortearon.
Un día llega el ocaso
Coloreado de piel ajada
De vacío gris en el pecho
De melena corta y plateada.
Recoge pequeña luz
La escarcha que hoy desechas
Mañana necesitarás magia
Pa’ soportar la vida maltrecha.