En la sombra del recuerdo, donde el tiempo se desvanece,
se teje la melancolía, como un suspiro que enmudece.
Perdido en el eco de un adiós, un amor se desliza,
dejando en el alma la huella de una herida imprecisa.
En el rincón del ayer, donde los besos reposaban,
se despiertan susurros de promesas que ayer se desangraban.
La nostalgia se entrelaza con la bruma del recuerdo,
como un vals de ausencias que danza en el silencio.
Se deslizan las lágrimas por caminos ya borrados,
en el lienzo del olvido, donde los sueños son quebrados.
El eco de risas se disuelve entre el tiempo ya distante,
de un amor que se desvanece, en tan solo un instante.
Las sombras del ayer se entrelazan con el presente,
mientras el corazón es un nudo cada vez más resistente.
En la balada de la pérdida, la nostalgia es poesía,
una melodía triste que con lágrimas me guía.
Así, en la trama del tiempo, se teje el lamento,
de un amor que se perdió, en el eterno sentimiento.
La añoranza es un susurro en el viento del ayer,
Y aunque la extraño, sé muy bien, que nunca la volveré a ver