Todo lo que ayer pasó,
todo quedó en el ayer
y el alma lo recordó,
llegando el amanecer.
Todo lo que aconteció,
nunca más ha de volver.
El ayer ya se esfumó,
como aquel atardecer
cargado de nubes grises
con el sol siempre atenuado;
y justo hoy he recordado,
todos los momentos tristes.
Y mis ojos han llorado...
¡Recordando que te fuiste!