Solo, solo, estaba el libro en el futuro,
ni siquiera lo miraban sorprendidos
los seres que pasaban confundidos,
o algún robot, por naturaleza testarudo.
Mucha gente había que apenas bostezaba
estirándose con crujidos de esqueletos,
solo miraban baratijas y amuletos
de las inmensas galerías craqueladas.
Perdida la esperanza el libro estaba
con lágrimas de letras en sus hojas,
donde sobresalían tonalidades rojas.
Al fin un niño en sus manos lo agitaba,
su buen padre se lo compró, casi por nada,
y fué feliz el libro, en manos temblorosas.
(Chofa)