Para mí
el amor es como la muerte,
no por su dolor ni por su ausencia,
sino porque simplemente
a mí aún no llega;
pues de haber llegado a mí
Tánatos o Eros,
me sabría difunto o enamorado.
Porque la muerte,
en su egoísmo,
nos arrebata nuestra vida;
y el amor,
en su destino,
lo que nos roba es el alma…
Libro: Sentencias breves, 1991
ARG/ESP/MÉX