Delirio caudal brinda tu efímera belleza,
que embriaga a los cuerpos agónicos debilitados por la sensatez y el desprecio,
y suplican la salvación de sus almas silenciadas.
Humilde doncella, que llevas la gracia renovadora del cáliz de la vida,
brindando la dulce saciedad y mejoría de la abrumadora existencia con una sola mirada.
Vaya musa, que causa demencia inspiradora ante el plano sentencial de tu belleza.