Siempre creíste engañar a mi anciana alma.
Nada más banal, para un ser que, ha vivido.
Aprendí viviendo y todo lo tomo con calma.
No oso banalizar el amor, mi cielo querido.
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Si debo jurar, yo juro, pero jamás, en falso.
Tampoco, en vano, con falsía o presunción.
Para mí, es importante la verdad y la realzo.
La mentira, hurta la verdad y, es aberración.
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Siempre esperé de ti, un te quiero, más real.
A ti se te veía el interés, más no, un real amor.
La mujer que es amada conoce el amor trivial.
Debo decir, para mi suerte, no guardo rencor.
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¡Si supieras, que ya nada, a mí, me sorprende.
Y lo que ha pasado no hay quién, lo enmiende!