En la penumbra de la ausencia, tu sombra se desvanece,
como un verso que se pierde en el viento, sin alarde.
Caminamos juntos por la senda de los recuerdos que florecen
pero hoy, solo el eco de tu risa lo encuentro en el aire.
En la sinfonía del corazón, una melodía perdida,
donde la distancia se alza como fría barrera prohibida.
Atravesando océanos y cielos, mi amor vuela,
pero tus labios, hoy lejanos, mi esperanza desvelan.
Fuiste la aurora en mis noches, el sol en mi albor,
pero ahora, en la penumbra, solo queda dolor.
Otros brazos te envuelven, otro corazón late cerca,
y mi alma, solitaria, en la distancia se aleja.
En el rincón de los recuerdos, guardo tu esencia,
como un susurro perdido en la bruma de la ausencia.
Quizás en otra vida, nuestras almas se entrelacen,
donde la distancia y el tiempo, quizás no nos fallen.
Tus huellas, ahora sombras en la arena del tiempo,
se desvanecen como suspiros en el vasto firmamento.
Tu ausencia, un silencio que grita en el eco del ayer,
se posa como neblina en los rincones de mi ser.
Las estaciones cambian, pero tu presencia no regresa,
como el adiós que se llevó consigo la promesa.
En el álbum de la memoria, tus fotos guardan historias,
instantes que se despliegan como alas de mariposas.
El espacio entre nosotros, como un abismo sin fin,
donde las palabras se desvanecen antes de comenzar a existir.
Tus ojos, constelaciones perdidas en la vastedad del cielo,
se transforman en estrellas que iluminan mi anhelo.
Aunque ya no camines a mi lado en este presente,
tu esencia se entrelaza con el susurro del viento persistente.
Eres el capítulo que la vida cerró con un adiós,
pero en mi corazón, sigues siendo la melodía más bella que me dio Dios
Un amor que fue estrella fugaz en la vastedad,
ahora es un sueño desvanecido en la eternidad.
Aunque el presente duela y la distancia sea cruel,
quizás en otra vida, nuestro amor vuelva a nacer.