FRANCISCO CARRILLO

LONGINOS.

Hoy me vuelvo a despertar

como siempre, aterrado,

y no dejo de llorar

porque tengo que soñar?

situaciones de un pasado,

en las cuales yo no he estado

y son mentira o son verdad.

 

Llegan a mi cabeza

imágenes y situaciones

y muchas palabras viejas

que hoy día se desconocen.

 

Intentare revivir

esos momentos de angustia,

que no me dejan vivir

y mantengo con mi lucha.

 

Aunque ni yo me lo creo

y lo cuente asustado,

esto paso hace tiempo

por miles se cuentan los años.

 

Yo vivía en un imperio

el mas grande, el romano,

obedecía a Tiberio

el cual mandaba en Pilatos,

como centurión le servía

y estaba siempre a su lado,

Cumplía mi trabajo

siempre que se me pedía.

 

Pero a la vuelta de un día

todo cambio de repente,

porque a mi se me pedía

que acabara con la vida,

de una persona inocente.

 

Y allí se crucificaba

junto con dos delincuentes,

en el monte del calvario

Gólgota para nosotros,

a estos tres se procesaron.

 

Yo mandaba en los romanos

que a estos tres hombres clavaron

por los pies y por las manos,

y ni siquiera a su madre

acercarse la dejamos.

 

Era un castigo normal

que se usaba en ese tiempo,

pero injusto, la verdad

y tuve que presenciar,

como un hombre va muriendo

por decir solo verdad.

 

Cuando vi que el sufrimiento

no lo dejo respirar,

clavé mi lanza en su pecho

aligerando el final,

y dando muerte al maestro.

 

Aunque se pasen mil vidas

no descansare, y de nuevo soñare,

por el castigo infringido

ese día me lo puse,

mi nombre, era Longinos

y mi pecado ser hombre.