Cuanto dolor atraviesa el pecho
cuando una daga afilada
penetra en el corazón
y lo deja sangrando, solo y frío.
Miras su fotografía,
y ves sus ojos llenos de amor,
su sonrisa radiante y picarona,
su piel suave y tersa, sus labios de seda.
Es amargo reconocer
que ya no está, que no volverá,
que tu vida ha cambiado para siempre,
¿Por qué me has roto el alma?
Qué triste pensar que ya, nunca más
podrás consolarte con su mirar,
ni secar tus lágrimas
con la suavidad de sus besos.
Luchar cada día con la razón
que te dice que no volverá,
que lleves la calma a tu alma
y que te vuelvas a abrir al amor.
Y así, te preguntas, ¿por qué tanto llorar?
¿Por qué tanto sufrir?
Por alguien que te ha dejado
de amar, que no regresará.
Tienes que olvidar, por más que duela,
volver a volar, a enamorarte, porque…
El amor puede ser hermoso,
Pero también muy doloroso.
Y aunque ahora sientas que se ha roto tu corazón,
recuerda que el tiempo lo cura todo
y que siempre habrá una nueva ilusión.