Aún recuerdo aquel deshojado amor
en ocres y desvencijados recursos
en tardes oscuras y yermas,
entretenidos los dos, a la media luz
Entrelazados, el aliento suave,
un lugar entre vientos perdidos,
desde el resquicio por donde el
recuerdo profanaba el silencio
Los besos y las caricias, frías,
a veces simples afectos en
grises conciertos de amistad,
en que el amor, se derramaba
Aferrados en antigua pasión,
sentíamos se agotaba el tiempo,
hondeaban inciertos sentimientos, cual
hoja herrumbrosa hacia el suelo
El tornasolado otoño nos sonreía
y desengañaba nuestra osadía,
en mantener un amor hasta el linde
de nuestros propósitos, ya umbríos
Mirando el dorado horizonte verde, cercenado,
osadas esperanzas ya atenuadas, miradas
rehuidas, penetramos la despedida,
¡En un melancólico beso!
¡Y la luz se fue por el horizonte ¡