jvnavarro

UN POEMA MUY PELICULERO

 Si vas a ver una película 
en la televisión
mira hasta el final, 
no la dejes a medias
nunca te lo perdonarías.
 
Este buen hacer de cinéfilo amateur 
conlleva la exigencia de  seguir el hilo 
desde el principio
y si no termina uno de aclararse
obliga a rebobinar
y volver a comenzar.
 
Las películas que así se ven 
se deben acompañar
de la paciencia suficiente 
para aguantar 
los posibles tostones
y los anuncios que se suelen intercalar,
ya se sabe que la televisión
 siempre está, 
dicen bien los entendidos en esto,
 para ganar pelas y amansar las iras
de los contribuyentes.
 
La última película que vi
me dejó eso que se denomina 
un mal sabor de boca,
por aquello de que no resulto tal
como yo pensaba que iba a pasar.
 
Las películas de amor
son encantadoras en aquello
de que no esta mal
que en el mundo que vivimos
dos personas se vengan a amar
y si son de vaqueros
da gusta comprobar 
como funcionan esas pistolas 
que a velocidad de rayo
 no paran de matar,
aunque la sangre que se derrama
 no deje de ser de kétchup casero.
 
Hay películas para todos los gustos 
y edades.
Las hay para pensar
y para reír
y para llorar
y para espantarse
y para olvidar.
 
Aquellas películas
que mejor se recuerdan
son las que se quedan clavadas en el alma
y para sacarlas de tal lugar
hace falta algo más 
que la fuerza de un titán.
 
Ahora estoy viendo una 
que es de esas que se mueven
 entre el bien y el mal,
ya ha muerto un personaje 
y solo van cinco minutos 
desde que acaba ella de comenzar.
 
De volver a nacer me gustaría 
interpretar el papel de Peter Pan.