Ramera piel canela de exuberante belleza.
¡Tan marcados tus relieves!
¡Tan jamona!
Furcia de las célebres.
Desapareció tu vergüenza que nunca estuvo
Gracia rotunda de mujer bandera
Hembra de presumir
para cualquier jubileta con estrella.
Golfa de ambigú y de farola
Con ojos de misterio
y un cuerpazo que me promete pecado
en motel de carretera.
Salpicada por el semen..., de tantos empalmados
Cuando el asco toca destino
Y el sol se marcha por donde vino
Hasta sus faldas maritales.
Consoladora..., de infieles maridos
Con esposas que cuecen garbanzos en viejos pucheros
aguantando en el catre sus ronquidos.
¿Hay honor más perdido?
Y con tu abanico rompiendo vientos
encendiendo sombras y vendiendo sueños
y tus labios siempre llenos de besos a puñados
cuando la noche..., ya huele a polvazos.