Un niño ha muerto, y
la tierra sigue girando sobre sí misma.
Ab æternō.
Cuando muera este Dios
los niños seguirán muriendo y
la tierra seguirá girando sobre sí misma,
dando vueltas alrededor del Sol,
una enana amarilla, roja al atardecer.
Solis Invicti,
que nos mantiene vivos por casualidad,
pero no puede evitar que los niños mueran.
Un niño ha muerto
y pronto lo harán todos los demás
(que para morir de a pocos han dejado de ser niños).
Será mañana, tal vez al caer la tarde,
cuando el sueño se despierte sonriendo,
cuando se vaya a dormir el tiempo,
cuando se le agote la sonrisa al azar
y deje de favorecernos la coincidencia.
Ad æternum.