Sin habitación compartida,
pasan noches frías,
coincidimos en el salón,
entre silencios y lejanías,
vivimos un mundo sin razón,
cargado de alevosías,
al que hay que ponerle corazón.
En un hogar sin amor
y sin perdón,
no hay honor,
es un frio paredón
donde la vida muere
por falta de ilusión.
Existencia en el olvido,
con pena y sin orgullo,
escuchamos ecos
y murmullos,
en imbuidos pasillos
de afectos corroidos.