OSCAR LUIS GUZMAN

SU LLANTO ©

De sus ojos marrones y bellos,

emana  un dulce llanto,

cual gotas remotas de su incauta alma,

y luce un cándido arroyo, azulenco y verde.

 

Cuando llora, parece que canta.

 

Agridulces chispas reflejan ansiosas,

como un arcoíris contra un sol calmado.

El arroyo eterno de mis fantasías

Se ve relejado;

Cristalino, tierno, dulce, y aquietado.

 

Y yo, impaciente

por ver a mis ansias reflejarse en ellos;

al ver esos ojos, me entristecen luego;

 al sentir el fuego

de un desdén inmenso

que, como una espina de xochitl traviesa,

atraviesa el meollo de mi pensamiento,

y alborota a saltos a mi corazón…

 al temer que nunca seré parte de ellos…

 

*