Con arpa y salterio
canto a tu hermosura
porque desde las alturas
descendió mi remedio.
Llegaste sin previo aviso
como llegan las sorpresas
e hiciste temblar mi piso
con tus pasos de realeza.
Al verte noté que tú eras
la salvación a mis días
vistiendo de poesías
pensamientos y quimeras.
Con arpa y salterio
y aun con guitarra en mano
te entonaré los cantos
que nacen en mi pecho...
Porque mereces cariño
y un sin fin de ternura
más que la escueta escritura
del alma pura de un niño.