Quise amar esa mujer de mirada dulce,
sus labios rojos y su piel de seda,
pero el destino cruel nos separó,
nuestros caminos se perdieron en la rueda.
En la noche más oscura la vi brillar,
como estrella fugaz que llenaba el cielo,
y mi corazón latía con tanta fuerza,
queriendo hacerla parte de mi anhelo.
Pero sus manos buscaban otro destino,
otras caricias que el viento le llevaba,
y en mi pecho quedó un suspiro herido,
un amor apagado que nunca se apaga.
Quise amar esa mujer con todo mi ser,
regalarle mi tiempo, mi alegría y mi calma,
pero el amor no entiende de razón ni querer,
se escapa como el agua entre las palmas.
Aunque el dolor me embargue, no guardo rencor,
pues el amor es como pájaro en vuelo,
a veces se queda y a veces se va,
dejando un vacío, un dolor inmortal en el pecho.
Quise amar esa mujer, pero no fue posible,
quizás el destino nos tenía otros planes,
pero en mi corazón su amor vive,
un poema eterno que nunca se desvanece.
Y aunque los años pasen y el tiempo lo borre,
siempre llevaré en mi alma su recuerdo,
esa mujer que quise amar, pero perdí,
un amor inalcanzable, un sueño que no es cierto.