Si perdiste a quien te amaba
porque tú nunca la amaste
a jugar siempre apostaste
y en el juego ella ganaba.
Si ella siempre te esperaba
y al contrario, te marchaste…
¿Y qué diantres tú pensaste,
qué el amor nunca se acaba?
Tus vacíos, tus locuras,
te llevaron a un desierto
donde sufres las torturas
del futuro casi incierto
y hoy cargado de amarguras,
andas en camino yerto.