Ecos atravesaron mis oídos y rasgaron tu presencia
La impotencia me hacía burla desde la esquina que te ocultó.
Algo humedecía mi rostro lentamente, era la lluvia o síntomas de un triste adiós?
La lejanía irónicamente se acercaba cada vez más rápido
Y correr hacia ti solo hacía que el tiempo se descontrolara perdiendo su ritmo cotidiano, escapándose de mis manos, violentando mis alrededores.
Y aunque mis días habían cambiado de color, las hojas seguían sobrevolando el mismo cielo, y las nubes aún ocultaban el mismo sol.
Todo se apreciaba extrañamente normal aún paseando acompañada por tu ausencia.