Trotando
Perdidas en los bosques cabalgando,
andan mis ilusorias pesadillas.
Cual caballos, inquietos, relinchando,
azorados por rabiosas ardillas.
Prisionero en mi propio corazón,
huyendo va mi sombra con tal prisa,
diluyendo en el alma mi razón,
y en mi boca, una vil sazón, concisa.
Regresar a mi dulce y fiel morada
sin poder alcanzar moralidad,
con mi reputación amoratada
hoy veo en mi foresta, soledad.
Me fustiga la espalda, un cruel azote...
¡Ya en mi ocaso, no queda ningún trote!
Ricky Arbenz.