Se han callado las aves
y el invierno se acerca,
con sus pasos silentes
y ese frío que aterra.
Se encogieron los cuerpos
y temblaron las piernas,
deseando la lumbre
y el fogón de la abuela.
¡Qué momentos tan bellos
y recuerdos de aldea,
los que brotan, de pronto,
en la anciana cabeza!
Inocencia florida
y sonrisa sincera,
la que aflora en los labios
de este hombre y poeta.
Se ha marchado el otoño
y el invierno, con fuerza,
va llegando con vientos
y con fuertes galernas.
Ya se cubren los cielos
con las nubes muy negras,
y se agitan ventanas
por el viento y tormentas.
Soledad en el alma
que te pide paciencia,
y que mires al cielo
a buscar un poema.
Y es que todo, en la vida,
nos ofrece su esencia,
primavera y verano,
y hasta luz en la niebla.
Se han callado las aves
pero tú las contemplas,
porque van a tu lado
con sus alas despiertas.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/24