Recuerdo y escribo.
Con el peso de la memoria y la sed
malvada del licor,
escribo.
En medio de un mordaz silencio y,
un lúbrico dolor,
escribo.
Después de un traspié, navegando
enojadísimo y con inocencia,
escribo.
Desde el fondo de la noche, lugar
en que me ahogo
y como quien no quiere nada,
ardiendo,
oyendo los ladridos y el ir del agua,
escribo.
Con la maldad de quien huye y va
trepando los sarcófagos,
las figuras negativas,
las urbes de sus mórbidos satanes,
escribo.
Abrazado a mi cadáver de puro frío
que tengo,
y tanta soledad
que me oruga el día impunemente,
escribo.
Recuerdo, escribo y escribo.