¿A dónde iré sin ti?
¿Qué haré, sin ti?
¿Dónde se pararán mis pies?
¿Cuándo no tenga fuerzas para seguir?
Me pediste que te enseñara a amar
y a amar te enseñé,
pero se me faltó enseñarte a querer.
Ahora, te marchas y me dejas solo, vacío,
añoraré tu presencia, tus besos y abrazos.
Te alejas, te despegas de mi lado,
decides ascender la montaña que miras frente a titi
donde piensas que hallarás el amor.
Pero, estate alerta amor, estate alerta,
que en la montaña, también moran
la envidia, los celos y la traición.
La pendiente es mucha y difícil,
las trampas entre roca y roca
son muy traicioneras
y te pueden hacer caer.
Aquí estaré, para recogerte, para calmar tu dolor,
para enseñarte a querer y
a cultivar el amor,
con respeto y cariño,
entre tú y yo.
Cuando regreses a mí, te recibiré
para mostrarte a querer, como nunca soñamos,
como la luna que al sol refleja,
como el marinero que a la mar desea,
como solo tú y yo podemos vivir.